La lactancia exclusiva hasta los 6 meses de edad de tu bebé asegura su óptimo desarrollo, crecimiento y salud según la OMS. Y sí, debe ser exclusiva al menos hasta ese período. ¡Pero eso no significa que se deba dejar de dar leche a partir de estos 6 meses! Ya que la leche seguirá siendo su principal fuente de energía hasta el año de edad.
No conviene introducir alimentos diferentes a la leche materna o artificial antes del sexto mes, para asegurar que el bebé se desarrolla y crece correctamente. Hay incluso padres que incorporan la alimentación complementaria antes del cuarto mes de vida, lo que es un riesgo para el bebé, ya que pueden aparecer alergias alimentarias, obesidad o incluso un mal desarrollo neurológico.
A partir de los 6 meses o cuando tu bebé muestre claros signos de querer probar alimentos, es el momento de comenzar con la alimentación complementaria. Y complementaria significa que complementa a la leche, no la sustituye, ya sea materna o de fórmula.
¿Cómo comenzamos la alimentación complementaria? No hay una guía definitiva para comenzar con un tipo de alimento u otro. La Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN) y la Academia Americana de Pediatría (AAP) coinciden en que el orden de incorporación de los alimentos no es relevante, es decir, no importa qué alimentos introducimos antes o después. Ni siquiera se debe retrasar la incorporación de alimentos potencialmente alergénicos, como los cereales con gluten. Lo que sí es importante es que los alimentos se vayan incorporando de forma progresiva, poco a poco comprobando que el bebé tolera bien el alimento.
Cuando comencéis sí os recomiendo que empecéis con un alimento rico en hierro,es en esta etapa cuando sus reservas de hierro comienzan a disminuir y la leche materna no cubre en su totalidad los requerimientos.
Sería lo ideal comenzar con las verduras que más hierro tienen espinacas y acelgas, col, remolacha, pero no es posible hasta el año de edad y sin ofrecer más de una ración al día hasta los 3 años. Debido a su contenido en nitritos, que se transforman en nitratos dentro del organismo y puede dar lugar a metahemoglobinemia, un trastorno cuyo síntoma más característico es la cianosis (coloración azulada de piel y mucosas).
Lo que sí es importante es que esta transición debe ser el comienzo de una dieta equilibrada con alimentos nutritivos, que siga permitiendo el óptimo desarrollo de tu bebé. Y no comenzar con aquellos alimentos indicados por la industria alimentaria, aquellos que intentan reclamar tu atención con mensajes tipo: su primera galleta, su primer yogurt o alimentos reforzados en tal para su óptimo crecimiento. La comida real, sin procesar y lo más cercano posible a su textura original son los alimentos adecuados para comenzar. Y para ello, os recomiendo una técnica la cual imagino que ya habréis oído y es la técnica del baby led weaning o alimentación dirigida por el bebé.
Se trata de una técnica que respeta la saciedad de tu bebé, les permite explorar y aprender con la comida y sus distintas texturas, familiarizándolo poco a poco con aquellos alimentos que van a formar parte de su nutrición.
Esta técnica tiene múltiples ventajas, aunque también sus pequeños inconvenientes:
– No hay transición de leche- puré-semisólido-sólido.
– Ayuda a distinguir con claridad los sabores y texturas de los alimentos por separado, cosa que en un puré es complicado.
– Ayuda a la coordinación del bebé y el desarrollo de la musculatura en la masticación.
– Permite la incorporación del niño en las comidas familiares, ayudándolos a aprender por imitación.
– Ahorra tiempo, porque come lo que come la familia, sin tener que preparar comidas especiales.
– Y lo más importante, consiguen tener autonomía a la hora de comer y esto es positivo tanto para el bebé como para los papis.
El inconveniente, es que hasta que aprendan lo guarrearán todo y habrá comida por todos los rincones de la casa, pero merecerá la pena.
Jéssica Gutiérrez
Diestista- Nutricionista NºColg AND00713